¿Por qué es importante hablar del trabajo?
El trabajo es una actividad intrínseca del ser
humano, es la intención de hacer que le motiva consciente y voluntariamente a interactuar
con lo que le rodea y que tiene como fin su crecimiento y transformación: imaginar,
idear un proyecto, crear un producto, construir, transformar los objetos, influir
en su contexto, cambiar algo de su realidad más inmediata, son facultades del
ser humano con los cuales se relaciona en comunidad, para organizar actividades
y resolver necesidades para todos. Las personas emprenden e innovan por
capacidad propia lo que ha permitido que históricamente el trabajo impulse el
desarrollo humano.
La fuerza de trabajo, las relaciones de
producción, el valor del trabajo, son componentes que han estado presentes en
los modos de producción de todas las épocas, y que aun en supuesta modernidad, evidencian
la contradicción entre la acumulación de riqueza y la remuneración justa de la fuerza
de trabajo. Muy en el fondo se encuentra el sentido que la sociedad considere
de lo que debe ser el trabajo. Por esta causa el reclamo social se fundamenta en
conseguir el balance justo y equilibrado para garantizar un trabajo digno.
Más allá de la sobrevivencia, el trabajo debe
transformar y hacer crecer al ser humano, hacerlo libre, contrario a
convertirlo en esclavo; elevar su consciencia en la medida que acompaña a la
educación de sus hijos; ampliar su visión de vida mientras pueda relacionarse en
armonía con la naturaleza y demás seres que le rodean; expandir su imaginación
y liberar su espíritu creativo a través del ocio y el aprendizaje; desarrollarse
de forma integral en tanto pueda convivir en paz con los demás seres humanos y
colaborar en conjunto por mejores condiciones de vida para la especie.
Este ideal de trabajo, valido a toda costa y vigente, ha sido construido y defendido a través de la fuerza y las luchas sociales de cada época, en distintos lugares y por diversos pueblos. Cada nueva condición favorable para los trabajadores de diversos sectores sociales, bien en el campo o en la ciudad, profesionales o de oficios varios, ha sido producto del reclamo y la exigencia constante en el tiempo por el reconocimiento de los derechos humanos y las condiciones dignas del trabajo y la oportunidad de tener el acceso a desempeñarse formal o informal en un trabajo de manera segura.
Esta manifestación no es distinta en lo que
llevamos del siglo 21; no cambia en nada que hoy el reclamo sea por la
necesidad de reglamentar el teletrabajo, o que la denuncia además de ser en la
calle se haga viral en las redes sociales y demás medios de comunicación, o que
el motivo sea exigir el uso ético y humano de la inteligencia artificial y considerar
el desempleo y atrofia que ésta podrá generar para la actual y futura generación.
Todas estas nuevas condiciones laborales propias de nuestra época, no cambian
el fondo, la esencia del reclamo social por el derecho a un trabajo que respete la dignidad humana y que ponga por encima de los intereses económicos y
comerciales el respeto por la vida.
La denuncia y el reclamo laboral de hoy es el
mismo de generaciones anteriores; la igualdad de condiciones para el desarrollo
de hombres y mujeres libres, pensantes, con poder de decisión y participación
en el diseño de su futuro. Reconocer y que se respete el valor que tiene el tiempo de vida de cada ser humano para gozar su existencia. Ser conscientes de nuestra condición de trabajadores
es necesario para conquistar mejores oportunidades de vida y bienestar. Así
como es necesario el reclamo en colectivo por el cumplimiento de los derecho que caracterizan cada gremio y sector de la sociedad, entre ellos el derecho a manifestarse, exigir y defender la vida.
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